Un artificio estupendo
'La bête', la última producción del Teatre Nacional, es un
juego de máscaras mú
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PER BEGOÑA BARRENA 27 OCT 2012 http://ccaa.elpais.com
La última producción del Teatre Nacional de Catalunya con
Sergi Belbel en la dirección (del montaje y del teatro) es un juego de máscaras
múltiple. Su autor, un tal David Hirson, un neoyorquino de cincuenta y tantos
años, escribió a los 29 una pieza a la francesa del XVII en inglés y en verso
decasílabo; un homenaje a Molière, dice. De hecho, el nombre de uno de los
protagonistas, Elomire, es un anagrama del comediógrafo francés. Desde este planteamiento
tan artificioso, por no decir rocambolesco, Hirson quiere rendir homenaje al
teatro y a sus actores con un ejercicio paródico de estilo que acaba por
proponer un debate entre lo culto y lo popular. Por su parte, Belbel, con un
pie ya fuera de la institución, quiere con La bête —magníficamente versionada
en alejandrinos catalanes por Joan Sellent— poner la guinda a cuatro años de
equilibrios en su programación entre el teatro de ideas y el de
entretenimiento.
'LA BÊTE'
De David Hirson. Traducción: Joan Sellent: Dirección: Sergi
Belbel.
Intérpretes: Jordi Boixaderas, Jordi Bosch, Abel Folk,
Carles Martínez, Gemma Martínez, Pepo Blasco.
Escenografía: Max Glaenzel.
Teatre Nacional de Catalunya, Sala Gran. Barcelona, 25 de
octubre.
Si por un lado tenemos a Elomire, un dramaturgo intelectual
de convicciones muy firmes al frente de una compañía de actores que reside en
el palacio de un príncipe, por el otro tenemos a Valere, un cómico callejero
charlatán y fanfarrón que, con su bajeza y su estupidez, saca de quicio al
primero. Entre ambos media el príncipe Conti, que ha dispuesto que en adelante
colaboren juntos. Y para tantear cómo iría la cosa, la compañía de Elomire ha
de representar una obra de Valere. La bête supone todo un tour de force, por
tanto, entre las dos caras de la moneda y sus exponentes, representados aquí
por dos bestias de la interpretación, por seguir con el título. Es muy bestia
el trabajo de Jordi Bosch en el papel de Valere, que ha asumido en poco tiempo
y en sustitución de Anna Lizaran, quien abandonó el proyecto por problemas de
salud; pero no es menos bestia el de Jordi Boixaderas como Elomire. Estupendos
los dos y perfecto el equilibrio que consigue Belbel con ambos al final de la
función. Bosch consigue que la verborrea excesiva de Valere durante la primera
parte del montaje, embêtant para Elomire pero también un poco para el
espectador, deje paso al final de la segunda a un patetismo que hace de él un
tipo profundamente humano. El Elomire de Boixaderas es tan íntegro como intransigente,
lo que le hace perder puntos frente a la casi ternura que acaba por despertar
su contrincante; sin embargo, sus últimos argumentos en defensa de sus
creencias en el terreno artístico y moral son tan contundentes y los transmite
con tal fe que desarma a cualquiera. Tablas, pues, para un dilema que Hirson
expone cayendo en los errores de Valere y que Belbel lleva a escena en un
atractivo envoltorio reciclado, tanto por lo que respecta al vestuario y a los
accesorios, que en parte han salido del almacén del TNC, como por la idea
escenográfica de acotar el espacio de la acción, usada en otros montajes con
buenos resultados.
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