dijous, 5 de juny del 2008

75 anys aixecant el teló : “Anys 40-50: En directe des de Sala Cabañes”


75 anys aixecant el teló: 16 abril de 1933 – 16 abril 2008

Dons així començava el locutor de l’època en la seva retransmissió radiofònica i per que la gent es pogués fer una idea del que anaven a sentir musicalment parlant la presentació de tot el Pròleg era així

Al iniciar la sinfonía

La sinfonía del inspirado compositor y Maestro Director Don Enrique Torra, induce, ya desde este momento a preparar al auditorio para la contemplación de este maravilloso espectáculo Navideño conocido por los PÁSTORETS DE SALA CABAÑES de MATARÓ que, con un verdadero alarde de presentación escénica, riquísimo vestuario oriental exprofeso y sorprendentes efectos de ambiente y de color, entusiasman, regocijan y cautivan cada año a centenares de espectadores que acuden de todo Cataluña, para llevarse un recuerdo imborrable de esta joya de Teatro Religioso que tanto ha popularizado a sus realizadores y con ellos el nombre de la prestigiosa entidad católica: Sala Cabañes

El Telón se levanta pausadamente y aparece un majestuoso Libro rodeado de dibujos y figuras alegóricas - que cambien constantemente de color en una de cuyas páginas se lee “ESTEL DE NATZARET” y en la otra, los títulos de los 21 cuadros que componen este delicioso espectáculo pastoril»

Seguiremos ahora, el prólogo, a través de los siguientes poemas musicales:

Adoració al sol - Nit de Bruixes - Encanteri de Follets, Clarí de lluita - Dances infernals i Triomf de l’Estel.

o sea, una representación plástica de las supersticiones Paganas o aspectos de Leyenda, que, en los primitivos tiempos, formaban conciencia, en todos los pueblos de la Humanidad, que, ignorando aún el Misterio de la Redención, se entregaban, al culto representativo de la Naturaleza en la creencia de la existencia de seres fantásticos que decidían el curso de la vida o definían los derroteros de la inmortalidad»

BALL DE NINFES

Surge ahora, como un encantiño , un Jardín de ensueño, dónde las aguas de un lago centellean, como párpados infantiles, al ser heridos por la luz mortecina del sol en su ocaso. Música de cristales … La Ninfa durmiente, se despereza, calladamente al pié de un surtidor - de chorros juguetones - que enjarzan la escarcha plateada de sus destellos, perfilando un magnifico broche que festonea feliz y vigoroso en el enmarque tranquilo de la noche azulada y serena»

En álgida danza, llama a sus compañeras, que acuden presurosas con diminutos pasos y formando deliciosos arabescos, con sus blanquísimos velos, mariposean íngrávidas en torno de la Fuente que las salpica de perlas, que prenden y se engarzan en sus vestidos con la rutilante y tornasolada gama del arco-iris»

En este momento, los efectos lamino - técnicos resultan sorprendentes. Unos focos invisibles de la llamada “luz negra”
convierten el armiño de sus tenues ropajes, en azulado y opalino cristal y las verdes coronas que ciñen sus cabellos, en reverberos fosforescentes que transportan la imaginación en un país de ensueño» Alarde teatral realizado y visto en España en contadísimas ocasiones.

El sol, cansino, desciende lentamente por las agujas y pinachos recortados de las montañas. Sus rojos destellos, tiñen de púrpura y sangre la claridad azul de los espacios celestes.

Las túnicas y coronas recobran ahora su primitivo color, sin que el espectador observe la menor variación de luz en el enmarque del escenario.

Y las Ninfas , en su loco frenesí, siguen adorando a su Dios físico, pasajero, cambiante, fugaz y diverso, sin pensar que es solo un hálito del Dios único y verdadero que, en el transcurso de los siglos tornará carne mortal, para alumbrar, con los dones de su misericordia y de su gracia a todos los que se hallen perdidos en las selvas de la confusión y del pecado.

FOLLETS

Con un rápido parpadeo cambia la configuración del paisaje,se ofrece, ahora, tupido de corpulentos y nervudos árboles, con
requisares al fondo.

En una de las vetustas y retorcidas ramas, pitorrea la abubilla
su canto peculiar.
Por la resquebrajadura de un peñasco asoma la cabecita de un
gnomo que dirije misteriosamente su penetrante mirada por doquier. Con las zancadas que le permiten sus diminutas piernas y en posición de cuclillas, escuadrita la lejanía con la mano pegada en sus abultadas cejas.

Nerviosamente, y a grandes saltos, hiere el aire a mazasos, que gime y retruñe como una lengua de hierro. Es la consigna de media noche. A cada par de aldabonazos, irrumpa un gnomo con, un aparatoso brinco y al llegar al suelo permanece en actitud estática y como petrificado.

De pronto, se levantan como movidos por un resorte y se
transmiten con voz queda, la consigna.

El Jefe de los gnomos, golpea con un cascajo la piedra dura. En su respuesta, se oye el rugido ensordecedor del dragón, que simboliza el pecado.

Los gnomos apretujados en cadena con sus propios cuerpos, realizan esfuerzos sobrehumanos para descuajar la gruesa piedra que cierra la madriguera de la bestia.

Por fin, logran separarla, é irrumpe el portentoso dragón, echando fuego por sus fauces abiertas.

Atraviesa pausadamente la escena, blandiendo su retorcida cola y hurgando su descomunal cabeza por el espacio.

Los gnomos celebran su fechoría, en pleno jolgorio, con saltos y gritería estridente.

Siguen el curso de la bestia con risotadas.

Uno de los gnomos queda rezagado y preso de loco furor se lanza por la pendiente del atajo con un salto descomunal.

BRUIXES

La escena se acorta. Frente un tapíz diluido en sombras y besos de luna, se recorta y destaca el, perfil de una bruja montada en grupa de escoba, desgreñada como sus propios cabellos,

Baila al son del silencio expectante de la noche, quieta, callada y enrojecida en su trasluz por el langoteo incesante de les bocanadas de fuego que obligan a describir signos cabalísticos a los pinachos de humo que emerge de la olla descomunal, calentada en sus entrañas por las astillas desgajadas de troncos milenarios.

El crujido de los zarzales y ventoleras hojas susurran en sus oídos el “Plou i fa sol “

Las garfias de sus dedos, peinan o arañan sus greñas con frución mientras de su destentada boca sale una sonrisa estúpida y tacaña.

Como atraídas por un conjuro salen las brujas de sus escondrijos
a caballo de sus escobas que dejan apoyadas en el recipiente
maléfico. Con el serpenteo de sus brazos languiduchos inician una sinuosa danza.

El repiqueteo de tacones, retruñe com un eco maligno, perdido en las encrucijadas y lejanías del bosque dantesco.

Vuelven las Brujas a sus guaridas y se inicia la tempestad.
Los relámpagos cruzan el firmamento con destellos de angustia.
El trueno retruñe como una bola inmensa perdida en el espacio.

De las entrañas de la tierra y precedido de un flamé ondeante surge SATANAS, erguido, magestuoso, imponente. El fuego que le circunde hace que se le contemple translúcido como un rubí.

De entre le corteza de un vetusto árbol, aparece, como un ensueño la bellísima figura de San Miguel. El armiño de su túnica - flores de almendro .sobre nieve - entretejida de hilillos de luna y su coraza y espada, bruñida de rayos de sol, semeja una rutilante estrella fugaz rasgueando los velos de una tenebrosa noche.

La roca se hiende y aparece - como en intacto claustro - la celestial visión de la virgen María, tocada en manto "blanco y trigales cabellos, que se ofrece como la contemplación de un breve cielo para nuestros ojos mortales.

Desaparece el glorioso San Miguel, dejando a Satanás resollando
al suelo, cegado por el divinal destello de María.

Las tinieblas se ciernen de nuevo a su alrededor, se levanta vacilante y tembloroso y arremete violento contra la roca por donde el Cielo vertió hasta hace poco a raudales su luz.

Iracundo y preso de bestial furor vocifera, come fiera en jaula, para que sus bramidos perforen la rocalla en grietas y lleguen como ponzoñosos dardos en las profundidades del infierno.

Las piedras se quiebran, los árboles se descuajan, la tempestad arrolla, la tierra se abre...

Y a los acordes vagnerianos de la orquesta la escena se convierte con una rapidez asombrosa en un fantástico é impresionante antro infernal que vomita fuego y demonios por todos sus ámbitos.

El efecto es sorprendente. El público aplaude con entusiasmo. Se inicia la danza de los demonios de muy vistoso efecto.

Saltanas desaparece tragado por la tierra. Los demonios huyen en todas direcciones.

Las tinieblas desaparecen para dar paso a la luz de la Estrella de Oriente, "L’ESTEL DE NATZARET” que resplandece recortado en el fondo de cielo que cubre toda la escena.