publicat per http://www.codalario.com 26 de octubre de 2012
Entrevistamos al tenor Josep Fadó con ocasión de su
participación en las funciones de la ópera "Lucia di Lammermoor"
enmarcadas en la LXV Temporada de Ópera de Oviedo. Nacido en Mataró, el tenor catalán decidió dedicarse
profesionalmente al mundo de la lírica después de haber compaginado durante
años su trabajo en una entidad financiera con su formación musical.
- ¿Cuál fue su primer contacto con el mundo de la música?
- No provengo de un entorno familiar musical. El único que
tenía cierta relación con ella era mi abuelo, que tocaba el trombón de varas.
Cuando estudiaba en Mataró, en los Escolapios, formé parte de una escolanía con
una metodología similar a la Escolanía de Montserrat en cuanto a estudio de
solfeo y técnica vocal. Podríamos decir que ése fue mi primer contacto con el
mundo musical.
- ¿Compaginó su formación musical con otra profesión?
- Empecé a trabajar en un banco con 20 años. Yo salía a las
3 de la tarde y esto me daba el suficiente tiempo como para seguir estudiando y
desarrollando mi pasión por la música y el teatro. Siempre digo que, si hubiese
tenido un trabajo con un horario más exigente, probablemente no habría llegado
a dedicarme al canto.
- ¿Su experiencia previa en obras de teatro le ha ayudado en
su faceta de cantante? ¿Estudió técnica
vocal para sus papeles hablados?
- Yo hacía mucho teatro, como mínimo un par de obras al año,
muchas veces con un papel protagonista, ganando premios de interpretación y
pasándomelo muy bien. El hecho de subir a un escenario ya lo tenía bastante
asumido, tenía el hábito de pisar sus tablas y, cuando llegué a ser cantante
profesional, lo que me pedían los directores de escena no era nuevo para mí ni
me resultaba especialmente complicado. No tengo conciencia de haber impostado
la voz de una manera especial cuando hacía teatro. Siempre ha sido algo muy
natural, aunque sí es cierto que la voz estaba proyectada y que se me oía
perfectamente desde la última fila.
- ¿Cuál es el punto de inflexión que marca su inicio en la
profesión musical?
- Mi primera audición fue para refuerzo del coro del Liceu.
Sorprendentemente me llamaron al cabo de dos o tres días para una obra de
Wagner cuyo título ya no recuerdo. Sé que me mandaron el calendario de ensayos
y yo, ingenuamente, les dije que había un par de días en que lo tenía
complicado porque me coincidían con unas visitas médicas. Me dijeron que ya me
llamarían y, al ver que no contactaban conmigo, al cabo de unos días volví a
llamar. Para mi sorpresa, me habían tachado de la lista a pesar de que había
quedado el primero en la audición. Me quedé hecho polvo. Fue mi primera lección
sobre lo que no se debe hacer en estos casos.
- ¿Y cómo reaccionó antes semejante jarro de agua fría?
- Después de esto participé en el Concurso Internacional de
Canto Francisco Viñas. Joan Matabosch formaba parte del jurado. Tras
reflexionarlo mucho y comentarlo con varias personas cercanas decidí mandar una
carta a Matabosch, directamente a su casa, explicando lo ocurrido. Transcurrida
una semana, más o menos, me llaman del
Liceu y me proponen hacer el Príncipe de Persia en la "Turandot" que
se reponía en julio de 2000, con la que se había reinaugurado el Liceu en
octubre de 1999.
- Pero su debut operístico en un papel principal se produjo
en Sabadell de la mano de Mirna Lacambra.
- Efectivamente, audicioné para Mirna Lacambra y recuerdo
que lo hice cantando "Nessun Dorma". A raíz de esa audición se me
propuso cubrir un periodo de ensayos durante el cuál no podía asistir el tenor
coreano que iba a sumir el rol de Manrico y además se me ofrecían dos funciones
de dicho papel.
- Y durante todo ese tiempo seguía trabajando en el banco...
- Efectivamente, yo seguía con mi trabajo en el banco
pidiendo días de vacaciones y permisos para poder asistir a los ensayos. Fue un
periodo especialmente complicado por circunstancias familiares en el que Mirna
Lacambra me demostró un apoyo total. Al estreno de aquel Manrico vino a verme
Javier Menéndez, el director artístico de la ópera de Oviedo. Fue el inicio de
una estrecha colaboración con él, primero en el Liceu y después en Oviedo.
- ¿Y qué ocurrió tras esas funciones de
"Trovatore"? ¿Le surgieron más contratos?
- Tras mis dos funciones de Manrico, en las que creo que cumplí
sobradamente con las expectativas que se habían depositado en mí, pasé del
cielo al infierno. Estuve casi 8 meses sin cantar, sin abrir la boca.
Anímicamente estaba hundido. En mi
trabajo estaba siendo víctima de mobbing aunque sólo lo supe a posteriori, ya
que en aquélla época no era algo de lo que se hablara con tanta libertad como
ahora. Los altos ejecutivos de la entidad me habían visto en el Liceu y me
apoyaban pero quienes me estaban haciendo la vida imposible eran mis jefes
directos.
- ¿Se planteó dejar su trabajo en el banco?
- Así es. Por eso digo que el banco me ha ayudado a que hoy
pueda ser cantante profesional y no sólo por el horario. Si mi situación
laboral no hubiese estado tan mal me hubiera costado más tomar la decisión. El
momento definitivo llegó cuando surgió la oportunidad de hacer un Don José en
Rusia y ya no me quedaban días de vacaciones. Entonces decidí visitar al
director general y solicitarle una excedencia de 2 años que me concedió de
inmediato.
- Así que después de Manrico, Don José fue su segundo papel
protagonista.
- Sí, yo cantaba en francés y el resto del elenco en ruso.
Era en una ciudad a 200 km. de Moscú, en pleno mes de diciembre, con un frío
intensísimo.
- Fuera de España ha cantado papeles muy exigentes de lírico-spinto,
pero en el ámbito nacional siempre se le ha asociado a papeles secundarios.
- Sí, los papeles en los que me siento realmente cómodo son
Manrico, Chenier, Don José, Canio, Radares... Sé que esto puede sonar
pretencioso pero me cuesta mucho más cantar otro tipo de repertorio más ligero,
oratorio o lied. De hecho, cuando hice el Riccardo de "Un ballo in
maschera" me supuso un esfuerzo especial volver a adaptar técnicamente mi
voz a los pasajes más líricos, en un momento en el que todo en mi carrera apuntaba
a un repertorio más dramático.
- En su web tiene un enlace a la página de Franco Corelli.
¿es su ídolo?
- Más que un ídolo es una inspiración. Siempre me ha atraído
su presencia, su estilo, su saber estar; aunque he cogido cosas de muchos
otros.
- ¿Cómo define su voz en estos momentos?
- Creo que mi voz es ancha, con un centro interesante y un
color adecuado a mi repertorio. Me considero un cantante correcto, seguro y
efectivo.
- ¿Los teatros valoran más la seguridad que la
espectacularidad?
- Sí, creo que ante todo se busca la regularidad y un nivel
de calidad más o menos homogéneo durante todas las funciones, aunque todos
sepamos que hay días mejores que otros.
- Su voz tiene un vibrato muy característico ¿le ha
perjudicado en algún aspecto?
- Efectivamente es una característica de mi voz que a veces
me ha beneficiado y a veces me ha perjudicado. Soy perfectamente consciente de
que esto es algo que gusta o no gusta, no hay termino medio. He trabajado mucho
en controlarlo y lo he comentado con mucha gente. Creo que a fuerza de estudio
he logrado que deje de ser un defecto de mi voz y haya pasado a ser una
característica.
- ¿Le han querido encasillar en papeles secundarios por este
tema?
- Creo que no tiene nada que ver. Es cierto que en España,
excepto en Oviedo o Sabadell, donde he podido cantar papeles principales,
siempre me llaman para hacer secundarios. Evidentemente no puedo rechazarlos y
quedarme en casa porque sigue siendo trabajo. Lo que sí es cierto es que fuera
de España siempre he cantado papeles principales en países como Rusia,
Dinamarca, Italia, Venezuela o Austria. Personalmente valoro mucho más la
satisfacción artística que proporciona interpretar un papel protagónico frente
al mayor número de funciones que se pueden hacer de un secundario.
- ¿Y cuál cree que es el motivo para esto?
- Siempre he pensado que hay que estar en el sitio adecuado
en el momento adecuado y quizás, por mi forma de ser, suelo pasar bastante
inadvertido, ya que prefiero la discreción en un mundo como el de la lírica en
el que quizás no es la virtud más demandada. En el Liceu estuve cerca de hacer
un papel principal en la ópera "Babel 46" de Montsalvatge pero al
final no salió y a la larga esto me ha perjudicado.
- ¿Se plantea marcharse fuera de España?
- Si tengo que renunciar a vivir aquí y tengo que salir
fuera para proyectarme y hacer roles principales no tendría problema.
- ¿Qué tal en Oviedo? ¿Cuál es su relación con este teatro?
- Siempre digo que tengo el record mundial de conciertos
"alrededor de". He realizado cuatro en Oviedo y cinco en
Barcelona (risas). En Oviedo me
encuentro realmente bien, es una ciudad tranquila con un buen clima a pesar de
la lluvia y en la que se come excelentemente. La Ópera de Oviedo nos trata
bien, hasta demasiado bien diría yo. Siempre le digo a mi mujer que si un día
salgo a buscar el pan y no vuelvo a casa que me busque en Oviedo....
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